Editorial El Comercio

Este sábado 23 de marzo, el exgobernador regional de Junín y mandamás del partido , , cumplió 170 días en la clandestinidad. Como se sabe, sobre él pesa una sentencia a tres años y seis meses de prisión efectiva por corrupción en el caso conocido como . Tiene además otras investigaciones en curso, pero con respecto a ese caso, el Poder Judicial ya se pronunció y lo halló culpable. Desde entonces, alegando que es un perseguido político, él se ha mantenido oculto y las pistas sobre su paradero a disposición de la policía parecen ser escasas, mientras él continúa utilizando sus redes sociales para burlarse de sus perseguidores y atacar a sus críticos.

Durante la interpelación parlamentaria al ministro del Interior, , eso quedó meridianamente claro, y es probable que esa circunstancia, junto con otras carencias del sector que encabeza, lo lleve a enfrentar dentro de poco una moción de censura. De hecho, Torres anunció a inicios de febrero, ante las preguntas de la prensa, que “en cualquier momento, pierdan cuidado, ”, a propósito de la captura de Cerrón; una sorpresa que casi dos meses después, sin embargo, todavía no se ha producido.

Por eso, la fortuna del exgobernador regional de Junín ha levantado suspicacias. Como se recuerda, la presidenta postuló en el 2021 en la fórmula presidencial de Perú Libre y, a pesar de las distancias que se pueden haber establecido desde entonces entre ella y el prófugo que nos ocupa, no es poca la información sensible que uno debe tener sobre el otro. En consecuencia, hay quienes malician una interesada desidia oficial en los esfuerzos por capturarlo. Cuando hay un soplo sobre su hipotético paradero, la policía llega siempre cuando él ya ha desaparecido (advertido, aparentemente, por alguien). Y en estos días se ha sabido gracias a un reportaje del programa “Punto final” que un auto asignado al despacho presidencial, y escoltado por una camioneta del Ministerio del Interior, fue visto el 24 de febrero pasado donde supuestamente se escondía en ese momento el afortunado fugitivo: una coincidencia que ha despertado una vez más sospechas por el interés de la mandataria con respecto a la suerte de su otrora socio político.

Ante la divulgación de esa información, el presidente del Consejo de Ministros, , tuvo la iniciativa peregrina de declarar en un mensaje televisado el último domingo que la jefa del Estado está obligada a trasladarse en vehículos oficiales para realizar todas sus actividades, sean estas “oficiales o de carácter personal”… Una precisión de la que se sigue que la señora Boluarte efectivamente estaba dentro del vehículo en esa oportunidad. ¿Para qué? Pues esa es la explicación que Adrianzén omitió.

Cabe siempre la posibilidad, desde luego, de que no haya aquí ningún intento de favorecer al perseguido y que todo sea un caso de clamorosa inoperancia, pero eso no mejora mucho las cosas. Si la razón por la que la policía no logra echarle el guante al corrupto líder de Perú Libre es la misma que explica por qué las declaraciones de emergencia en distintos lugares del territorio nacional no han traído resultados significativos en materia de reducción de la criminalidad, entonces el diagnóstico debe ser el mismo: las personas a cargo de dichas responsabilidades no tienen ni la capacidad ni la claridad conceptual necesaria para llevar adelante su tarea y deben ser cambiadas.

Cada día que pasa sin que Cerrón caiga en manos de la justicia, la duda sobre si no existirá algún interés del Ejecutivo para que eso sea así se acrecienta. Y si eventualmente se comprobase que, como algunos temen, está fuera del país, la complicidad de algunas autoridades resultaría innegable. A la espera de lo que pueda suceder en el Congreso, sin embargo, al titular del Interior solo le queda cruzar los dedos para que la inusitada suerte del prófugo más desahogado del que se haya tenido noticia últimamente, de un momento al otro, cambie.

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