Nora Sugobono

Antes de empezar a hablar de langostas, ostras y —por supuesto— camarones, haremos primero una diferenciación fundamental. El restaurante que hoy nos concierne lleva el nombre de Eladio, pero no hay que confundirlo con su inevitable homónimo, el Chez Eladio, ubicado a solo unos metros de distancia (para ser más específicos, tan solo los separa una tienda para mascotas).

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El primero tiene poco más de un año funcionando en un moderno local; el segundo es un lugar de culto conocido por sus platillos con mariscos y una tradición culinaria de más de medio siglo. Como ha pasado antes en el rubro gastronómico, es justo decir que aquí las cosas quedan en familia: Eladio restaurante es un concepto comandado por Eladio Espinoza Flores, hijo y heredero de la buena sazón del recordado Eladio Espinoza (el ‘rey del camarón’, como fuera bautizado en su época), quien falleció en mayo pasado con 97 años de edad. El Chez Eladio aún sigue operativo, dicho sea de paso.

Uno de los platos más frescos y potentes: un exquisito tiradito de camarones.
Uno de los platos más frescos y potentes: un exquisito tiradito de camarones.

Como se sabe, don Eladio Espinoza padre empezó su historia con un célebre restaurante sanisidrino que alcanzó su apogeo durante la década del ochenta, no solo por sus lujosos ingredientes y preparaciones de inspiración afrancesada (como mandaba la norma entonces), sino también por sus exclusivos comensales: desde presidentes y empresarios, hasta artistas y sibaritas. Buena mercadería y una dedicada atención a los gustos y pedidos de cada cliente se convirtieron en su sello desde entonces. No es de extrañar que su hijo —con quien comparte nombre y vocación— mantenga esos mismos principios, esta vez a su estilo.

Eladio restaurante es un lugar peculiar. No se puede llegar sin antes reservar (es posible que le pregunten dónde escuchó del restaurante, ya sea por algún cliente habitual o por un artículo, como es nuestro caso) y no es un concepto ni marino ni familiar. La afluencia principal viene de clientes cercanos a la zona, muchos de ellos los hijos de quienes visitaban antes Chez Eladio y que hoy encuentran aquí un formato distinto en la forma, pero muy similar en el fondo.

El espacio cuenta con un bar y un comedor privado para grupos grandes, con televisión.
El espacio cuenta con un bar y un comedor privado para grupos grandes, con televisión.

Eladio hijo emplea muchas de las recetas con las que creció, pero con su propio toque y alguna que otra variación. Si bien este es un espacio independiente, hay un eje gastronómico común con el de su antecesor: el camarón sigue siendo la estrella de esta mesa. Lo encontramos en arroces, chupe, a la plancha, en una extraordinaria causa, en ‘fettuccinis’, en un cebiche a la piedra y hasta en un rocoto relleno, por nombrar algunas opciones. Evidentemente, se trata de un ‘ticket’ promedio elevado, pero muchos de estos platos también tienen la opción de probarse con langostinos o pescado (usualmente sirven corvina o lenguado, aunque recientemente están incursionando con más variedades). Hay, además, algunas opciones con ostras, erizos y langosta, dependiendo de lo que haya llegado cada día. //

Además…
Una visita fuera de lo habitual

Imprescindible reservar 

El restaurante no acepta ‘walk-ins’ (es decir, clientes que asistan sin antes reservar una mesa). Todas las visitas se coordinan por WhatsApp al número 956 385 828. El horario de atención es de lunes a sábado, de 1 a 4 p.m. para el almuerzo, y de 7 a 10 p.m. para las cenas. No abren los domingos.


Barra surtida

El espacio complementa la experiencia con un surtido bar, cuyo menú abarca desde clásicos de la coctelería hasta destilados como la grappa, el coñac, y varios tipos de whisky. Al fondo se encuentra la cava de vinos.

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